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  • Foto del escritorFabián Beltramino

Karina-Deolinda

Actualizado: 14 dic 2020







Ella es Karina, una mujer aplomada y perspicaz, aunque también estructurada y acorazada que, un día de hace algo así como 25 años, decidió hacer un taller de actuación.



Avanzado el taller, en determinado momento le propusieron hacer una obra de teatro infantil, una obra en la que el autor había establecido que todos sus personajes fueran payasos. Karina pensó que iba a tratarse de algo fácil de resolver.




Llegó al primer ensayo con el libreto muy bien estudiado; se vistió colorida, se puso una peluca, se maquilló y se puso una nariz roja. Y a partir de ese momento algo pasó. Alguien había tomado posesión de su ser y ella, simplemente, se dejó llevar.

Al día siguiente hubo otra función, con exactamente la misma rutina de preparación por su parte. Y al momento de subir al escenario se produjo el reconocimiento. Karina advirtió que alguien muy parecida a ella, pero distinta, caminaba, bailaba, cantaba, entraba en contacto con el público y creaba y disfrutaba de una situación de un modo que a ella, como Karina, le hubiera resultado imposible generar y sostener. Y advirtió también que al momento de sacarse la nariz roja esa otra se iba, se esfumaba, desaparecía de su entorno inmediato.


Lo que Karina hizo a continuación fue ir en busca de esa payasa. Buscó maestros de clown, hizo cursos y seminarios con los instructores más reconocidos del ambiente. Y entendió que no debía buscarla afuera sino adentro de ella, en su pasado, en su niñez, en todas y cada una de esas situaciones de juego infantil que habían quedado en ella, como en casi todos los adultos, sepultadas por toneladas de seriedad.

Y así, a través del juego, Karina descubrió que esa que aparecía cuando se ponía la nariz se llamaba Deolinda, Deolinda de la Calle.



A Deolinda le encanta jugar, cantar, escuchar y hacer música, hacer malabares, hacer acrobacias, cosas todas que Karina y ella se vieron obligadas a ir aprendiendo y recordando juntas, venciendo muchos miedos: a hacer el ridículo, a no resultar graciosa, ocurrente, a no saber qué hacer en determinado momento.




Si hay algo que Deolinda le enseñó a Karina fue a animarse, animarse a transitar por esos miedos en busca de emociones, enfrentando los riesgos, asumiendo que en eso consiste la tarea de payasa, al fin y al cabo, en darlo todo por conseguir una sonrisa.

En definitiva, cada vez que Karina se coloca la nariz roja y aparece Deolinda, que ya no es otra sino parte de ella, todo se vuelve, para las dos, más liviano.



Pueden ver y conocer más acerca de Deolinda en su Instagram, "Deolinda y sus historias": https://www.instagram.com/deolindaysushistorias/


[Sesión de fotos: Parque Chacabuco, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 5/12/2020]

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